Silencio mediático...

"Lanzan un canal gay en Córdoba". No es de nuestra incumbencia, por más comunicadores que aspiremos a ser. Pero si es uno de los titulares del medio más importante de la provincia de Córdoba, en cuyo sitio web se puede ver hasta propuestas de contar anécdotas de OVNIs, con tal de no promover una investigación seria y profunda.

En este mismo tenor, no resulta sorprendente ver que los planes de lucha docentes, que son ampliamente conocidos en todo el ambiente universitario desde hace más de un mes, no aparezcan ni en segundo plano. Desde la elección de la nueva Rectora, el agujero negro que llena el espacio conocido como Ciudad Universitaria ha estado total y completamente quieto para los ojos de quien solo se guíe por el importante diario cordobés. En ese caso, es que nuestra tarea pasa a ser la de informar a público en general la realidad que se vive en nuestro sector, esquivando la veda que se impone desde otros puntos.

La medida de fuerza elegida para el turno de exámenes finales de Noviembre y Diciembre no ha sido bien acogida por todos en la Universidad. La Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad de Córdoba (ADIUC) ha colmado la paciencia de una gran porción del estudiantado, aunque debido a la indiferencia generada por tantas infructuosas medidas de lucha, este disconformismo no se nota en la práctica como debería ser en realidad.

¿A qué llegamos con esto? El exceso de cortes en la actividad académica, ya sea en clases o exámenes, ha terminado mellando y minando el interés del estudiante en general, y nos está llevando hacia un pozo del que difícilmente se pueda salir si se mantiene la misma estructura. Años de numerosos fracasos y contados éxitos, han demostrado que el método del cese de actividades es simplemente perjudicial para el último eslabón de esta cadena, y no es más que un palo simbólico en la rueda institucional de los grandes círculos políticos.

De todas maneras, ante la imposibilidad de contar con herramientas de difusión suficientes como para organizar un movimiento uniforme de estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, y ante la inseguridad e indiferencia demostrada por otra parte de nuestros compañeros, el camino a seguir parece sinuoso y complicado, pero con un final conocido: los que volvemos a quedarnos afuera y con más problemas que soluciones somos nosotros. Y eso, para muchos docentes, parece no significar nada.

Entonces, además de luchar contra la inseguridad de compañeros que no quieren arriesgar sus carreras, la indiferencia de otros que prefieres mantenerse al margen y simplemente esperar, la impotencia de sentir que los docentes jamás escucharán la otra campana (asambleas partidistas y digitadas no cuentan, no sirven), y además la bronca de ver que nuestros calvarios jamás saldrán a la luz, tenemos que preocuparnos por nosotros, y preguntarnos hasta donde se puede sostener y aguantar una violación a los derechos estudiantiles como esta.